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Es difícil sentir que uno le debe textos

No sé a quién pero a veces siento que le debo textos. A "El Gran Otro", al lenguaje, diría Zizek. Como nadie lee estas cosas, no me importa empezar con una alusión al señor nervioso del póster de Stalin en la sala de su casa. A la vez esto refuerza la idea de que uno le escribe a ese Otro, esa cosa intangible contra la que uno constantemente se mide éticamente; a Dios por ejemplo, pero yo no lo tengo tan a mano. Siento que le debo textos a mi padre.   No es que no hable de él. Siempre hay algo que me recuerda a mi padre, a mi pa, como le decía. Todavía si quiero puedo escuchar su voz en mi cabeza. Y qué difícil darse cuenta de que él es la vara con la que mido el mundo, con la que me evalúo y a partir de la cual modero o genero mis expectativas.   No es que fuera perfecto mi pa. Tuvimos muchas discusiones sobre género, sobre raza, nunca sobre clase excepto cuando tocó la hora de hacernos examen y reconocernos un poquito aspiracionistas: "nunca había escuchado esa pa
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Melatonina

Hace un par de años descubrí la melatonina. Era porque estaba en un momento muy desgastante de mi vida en el que tenía que leer durante todo el día, pero también tenía que dormir al menos ocho horas para poder leer todo el día. Nunca he sido bueno para el café, siempre me causa insomnios terribles. Si tomaba café en la mañana para leer todo el día, necesitaba tomar algo que me mandara a dormir. Entonces descubrí la melatonina. Ya una amiga mía la tomaba para curar sus problemas. Otra me dijo que a ella nada la había logrado hacer dormir, que drogas muy fuertes no le ayudaban para su insomnio. Le conté que, además de que tenía que leer mucho, a mí me pasaba que me daba nervio no quedarme dormido por lo que me desvelaba para entonces dormir con más ganas. Ella me dijo que ése es un tipo de insomnio. "Tómate una de 3 mg, es una hormona que producimos naturalmente, no te va a hacer nada malo". La melatonina puede ocasionar sueños muy vívidos y raros. Sin más, ayer soñé que está

Tengo tres ensayos en borrador desde el año pasado pero este es el que va a salir o de la escritura que hace otra escritura y de cómo esa escritura son personas como yo que hacen títulos muy largos pero ni modo

Tuve un fin de semana como hace mucho no tenía un fin de semana. Mientras Javi estaba haciendo mil cosas yo francamente no hice mucho más que leer una novela que pospuse durante mucho tiempo: High Fidelity de Nick Hornby. Me gustó, ya me sabía la anécdota gracias a la película con John Cusack. No voy a caer en el lugar común de pe-ro-la-no-ve-la-es-me-jor-que-la-pe-lí-cu-la porque la verdad es que las dos tienen bastante mérito en sus contextos. En fin, otro día discutimos los comentarios machistas del personaje porque creo que es un tema. Más que un tema, el asunto con este personaje es que, como una amiga mía describió muy bien: "es un pendejo, pero un pendejo entrañable", y como todo pendejo entrañable tiene grandes momentos. Voy a spoilear y ni modo, la novela salió en 1995, si quisieran protegerse de los spoilers llegaron unos veinte años tarde. Rob es un sujeto que corta con Laura, su novia, que lo deja por un sujeto que se llama Ian. Como parte de sus actividades

Nota breve (¿?) sobre los corazones y las voluntades a partir de Cligés y el Libro de Alexandre

Es normal hablar de amores y emplear imágenes bélicas: la amada cuando no es una estatua de joyas decorada, es fortaleza. Pero veamos que se puede hablar en otro nivel de la similitud del discurso amoroso y del discurso épico: las voluntades. Chrétien en Cligés  al narrar el encuentro de de Cligés y Fenice, se permite una digresión: No diré, como han dicho algunos, que en un solo cuerpo se juntan dos corazones. No es verdad, ni siquiera posible, que en un cuerpo puedan alojarse dos corazones. Y si pudieran juntarse, no podría parecer verdad. Pero si os agrada escucharlo os explicaré cómo dos corazones no forman más que uno sin que lleguen a juntarse en uno solo. No forman más que uno en tanto que los sentimientos de cada uno pasan de uno al otro; juntos desean lo mismo y por este deseo común hay algunos que suelen decir que cada uno tiene el corazón de los dos. Pero un corazón no está en dos lugares. Su voluntad puede ser una, pero cada uno tiene, sin embargo, su corazón, de igual m

Notas sobre cabellos, cuerdas, tragedias y parodias.

Acabo de terminar los Ensayos Bonsái  del siempre genial Fabián Casas. Platicaba con una amiga que Casas tiene una cualidad impresionante de ser sumamente accesible a la vez que es un name dropper  incurable, pero sorprendentemente, eso no lo convierte en un escritor pedante. No sé si es porque cuando realmente es importante, Casas glosa su referencia para que aunque no la conozcamos, entendamos de lo que habla, si es porque trata una referencia pop con la misma seriedad que una de alta cultura (Brian Eno y Pound están hermanados en la prosa de Casas gracias a la relación que mantuvieron con David Bowie y T. S. Eliot respectivamente), o porque, como a la mayoría de la gente, después de irla 'leyendo' durante un tiempo, le cachas que lo que parece una sabiduría profunda, que a veces lo es, también en ocasiones se siente que sale de una colección de frases:¿que acaso no todos conocemos a alguien que va por la vida con eso de "como dijo..." y luego cita algo sacado de f

La metáfora es una confusión habitable.

Así como ese lugar común de la actriz cuya belleza gozó mejores tiempos y ocupa sus tardes en rememorar su época de gloria, así recuerdo mis años de licenciatura. Ese sistema académico, que desde su verticalidad genera deleznables dinámicas de poder, que propicia que el alumno se desviva por salir del anonimato, por ser una entidad única con un nombre propio a los ojos del profesor mismo que en un acto de (espuria) generosidad excepcional resalta el trabajo del ya nunca anónimo alumno, me dio varios premios de este tipo. Y aunque sea un triste simulacro de la felicidad, funciona. Afortunadamente uno puede tomar distancia de ello y sacar alguna otra cosa más útil o más encantadora después. Recuerdo que en un curso extracurricular que el profesor Pedro Cerrillo dio acerca de los poetas de la generación del 27 (puse "generación" para que sepan de qué hablo y para que los exquisitos digan que eso no es una generación según bla) revisamos en los últimos días un poema de Albert

Validaciones espurias y tangentes con Benjamin.

[Hasta nuevo aviso, esto es sumamente irrelevante] El anterior título es una forma de deslindarme de cualquier responsabilidad. Claro que también es un título pretencioso, del tipo "Aristas circunstanciales de la estructura según Deleuze" o bien "Un panóptico del poder o del espectro de Foucault" que revelan una lectura de alguna de estas egregias figuras lo que pareciera ser suficiente como para ostentar un título ostentoso, pero que da la flexibilidad suficiente como para no ser categórico y dar espacio al error. Aunque me encantaría hacer una entrada de la retórica de los títulos, debo dejar dicha empresa para otra ocasión. Y es que ni modo, quiero dejar por escrito cómo me voy a legitimar vía Walter Benjamin. Antes de entrar propiamente en materia, quiero comentar por qué parece que Walter Benjamin es alguien que me puedo dar el lujo de usar para validarme. Hace pocas semanas uno de mis amigos se mudaba para vivir con su novia y "desempacaba su bibliotec