Ya en su lecho de muerte fui su confesor, y por temor a no arrepentirse según las reglas que todos conocemos, me contó algunas de sus travesuras de tiempos anteriores, pero la mejor sin duda fue ésta. Ella se llamaba María Rosa, y se había casado muy joven, apenas tenía unos 14 años cuando la desposó un tal Antonio, que ya tenía sus 25 años, pero bueno, para la época no era cosa de escandalisarse, además fue bajo el consentimiento de su madre que sabía que Antonio podría ofrecerle una mejor vida de la que tendría quedándose en la casa, el padre había fallecido además. Total que Antonio hizo en algunas ocasiones las veces de padre, pues a los catrce años María Rosa era bastante inmadura. Antonio trabajaba y se ausentaba mucho tiempo, María Rosa crecía y se convirtió en una linda mujer, y en esos tiempos de florecimiento la carne está tan viva que de vez en vez olvida los límites de la fidelidad y fue así como María Rosa se hizo de un amante que vio praticar tiro al blanco en un campo de...