Estoy a escasos tres días de cumplir 23 años y los Reyes Magos siguen haciendo parada en mi casa. Hay varias razones que explican eso, yo creo que las más acertadas son que por un lado en esta casa soy hijo único, y por otro lado que siempre que tenemos una excusa para comprar cosas, la aprovechamos. Había una caja que decía "para Adam, de los Reyes Magos" y la abrí con algo de ilusión, no esperaba gran cosa, un disco quizá. Pero la caja era grande y no sonaba nada dentro, en ese momento pensé lo mismo que mucho otros niños en la mañana del seis de enero "ropa...", con ese tedio de niño, desilusión pura... ¿cómo que ropa en Reyes? uno quiere juguetes.... ehhhmm, digo ropa está bien, casi tengo 23 años, ropa, ¡yeii!
Era una sudadera de un gris indefinible, la verdad me hacía falta, ya en algún momento un par de amigos míos habían trasheado una sudadera roja que tengo. Una sudadera, después de todo, no está... ¡WOW, la sudadera trae audífonos incluidos y un compartimento especial para iPod! Ok, no me podía quejar, lo del juguete era un reflejo, yo ya no quiero un juguete (a menos que fuera una interfase tascam). Tomé mi iPod para ver qué tal funcionaban los audífonos, todo perfecto, la sudadera era especialmente cómoda, mi mamá la había mandado traer con mi sobrino que vive en Chicago. Fue un excelente regalo.
La iba a guardar pero no cabía, tengo mucha ropa acumulada que no me queda o que ya está muy vieja y por alguna razón no he tirado. Encontré la sudadera roja que mis amigos habían trasheado, ya estaba vieja, tenía los puños amarillos de algunas partes aunque teóricamente debían ser siempre blancos, también estaban rotos. La metí en una bolsa y la iba a poner junto al bote de basura cuando mi papá comentó sin saber "estás tirando parte de tu pasado". Vaya que sí, esa sudadera era parte de mi pasado.
Grande, roja, cómoda, marca PUMA, esa sudadera fue el resultado de una madre harta que me dijo "tienes dos mil pesos para comprar ropa, pero ya, que te hace falta". Yo la verdad quería salir rápido de ahí y vi un sujeto que pasó con una playera y unos tennis PUMA, y me dije "eso es lo que han de estar usando las personas de mi edad", así que fueron pantalones, playeras, sudadera PUMA y ya.
La verdad es que desde 4º de prepa esa sudadera me acompañó en todo. Creo que el recuerdo más grato que de esa sudadera tengo es...
Un día había un sujeto de nombre Ricardo y él tenía una novia. Él estaba nervioso porque ese día iba a tener sexo por primera vez con esta chica. La experiencia adquirida unos años atrás no eran impedimento para que, siendo honestos, estuviera un poco nervioso. La primera vez con una persona, aunque no sea LA primera vez, siempre es una primera vez; el nervio de la novedad. Hizo de todo para que las cosas salieran bien, se aseguró de que su casa estuviera sola, compró fondue, compró vino blanco, compró condones, lavó sábanas, ordenó su cuarto, etc. Pues comieron, bebieron, se besaron, fueron a la cama, se quitaron lentamente sus ropas y [Ricardo es un caballero morbosos]. Posteriormente Ricardo y su novia se abrazaban tiernamente, pero no demasiado tiernamente como para pensar que Ricardo es un cursi, se abrazaron tierna y virilmente, pero no tan virilmente como para pensar que su novia es una marimacha, sino que se abrazaron, tierna, viril y femeninamente. A ella le dio frío, entonces salió de la cama y se puso una sudadera roja PUMA de Ricardo, y nada más. Ricardo en ese momento pensó que sólo para ese momento había comprado esa sudadera, que ése era su fin último (el de la sudadera). Ricardo pensó que era una de las escenas más sensuales de su vida.
No pasó mucho tiempo, Ricardo y su novia cortaron pero ella nunca pudo evitar hacer una mueca cada vez que veía a Ricardo con esa sudadera.
... ése.
Fueron varias cosas, fiestas, amigos, cigarros, una que otra chica, todos espectadores de esa sudadera que poco a poco fue adquiriendo un color rojo moribundo, el rojo deslavado nunca es rosa, sólo rojo moribundo. Hasta que llegó el momento en que mis amigos hace unas semanas dijeron que me iban a comprar una sudadera porque ya me hacía falta. Ellos qué iban a saber que mi sudadera roja había sido más amiga mía que ellos, que habíamos compartido más y mejores momentos, que era casi como mi iPod que siempre tenía una canción que estuviera a tono con el momento, para acompañarme. Esa sudadera roja era como una casa, nada malo podía pasar en ella y por eso uno podía soñar dentro de ella.
Y llegó una Hoodie Buddie, cómoda, suave y que por encima de todo, en vez de una agujeta pinche para amarar la capuchita, tiene audífonos, y en la bolsa tiene el otro extremo, el plug para un iPod (o cualquier madre de esas), la bolsa viene dividida, ajá, tiene un compartimento secreto para el iPod. Entonces existe un tipo de promesa en esa sudadera, no sólo me acompañará sino que de principio ya es la mejor amiga de mi iPod, seguramente serán mis dos más fieles acompañantes. Entonces fui a colgarla y vi la sudadera roja, le quite el gancho y puse la nueva ahí. Espero que sepa llenar bien ese lugar.
Era una sudadera de un gris indefinible, la verdad me hacía falta, ya en algún momento un par de amigos míos habían trasheado una sudadera roja que tengo. Una sudadera, después de todo, no está... ¡WOW, la sudadera trae audífonos incluidos y un compartimento especial para iPod! Ok, no me podía quejar, lo del juguete era un reflejo, yo ya no quiero un juguete (a menos que fuera una interfase tascam). Tomé mi iPod para ver qué tal funcionaban los audífonos, todo perfecto, la sudadera era especialmente cómoda, mi mamá la había mandado traer con mi sobrino que vive en Chicago. Fue un excelente regalo.
La iba a guardar pero no cabía, tengo mucha ropa acumulada que no me queda o que ya está muy vieja y por alguna razón no he tirado. Encontré la sudadera roja que mis amigos habían trasheado, ya estaba vieja, tenía los puños amarillos de algunas partes aunque teóricamente debían ser siempre blancos, también estaban rotos. La metí en una bolsa y la iba a poner junto al bote de basura cuando mi papá comentó sin saber "estás tirando parte de tu pasado". Vaya que sí, esa sudadera era parte de mi pasado.
Grande, roja, cómoda, marca PUMA, esa sudadera fue el resultado de una madre harta que me dijo "tienes dos mil pesos para comprar ropa, pero ya, que te hace falta". Yo la verdad quería salir rápido de ahí y vi un sujeto que pasó con una playera y unos tennis PUMA, y me dije "eso es lo que han de estar usando las personas de mi edad", así que fueron pantalones, playeras, sudadera PUMA y ya.
La verdad es que desde 4º de prepa esa sudadera me acompañó en todo. Creo que el recuerdo más grato que de esa sudadera tengo es...
Un día había un sujeto de nombre Ricardo y él tenía una novia. Él estaba nervioso porque ese día iba a tener sexo por primera vez con esta chica. La experiencia adquirida unos años atrás no eran impedimento para que, siendo honestos, estuviera un poco nervioso. La primera vez con una persona, aunque no sea LA primera vez, siempre es una primera vez; el nervio de la novedad. Hizo de todo para que las cosas salieran bien, se aseguró de que su casa estuviera sola, compró fondue, compró vino blanco, compró condones, lavó sábanas, ordenó su cuarto, etc. Pues comieron, bebieron, se besaron, fueron a la cama, se quitaron lentamente sus ropas y [Ricardo es un caballero morbosos]. Posteriormente Ricardo y su novia se abrazaban tiernamente, pero no demasiado tiernamente como para pensar que Ricardo es un cursi, se abrazaron tierna y virilmente, pero no tan virilmente como para pensar que su novia es una marimacha, sino que se abrazaron, tierna, viril y femeninamente. A ella le dio frío, entonces salió de la cama y se puso una sudadera roja PUMA de Ricardo, y nada más. Ricardo en ese momento pensó que sólo para ese momento había comprado esa sudadera, que ése era su fin último (el de la sudadera). Ricardo pensó que era una de las escenas más sensuales de su vida.
No pasó mucho tiempo, Ricardo y su novia cortaron pero ella nunca pudo evitar hacer una mueca cada vez que veía a Ricardo con esa sudadera.
... ése.
Fueron varias cosas, fiestas, amigos, cigarros, una que otra chica, todos espectadores de esa sudadera que poco a poco fue adquiriendo un color rojo moribundo, el rojo deslavado nunca es rosa, sólo rojo moribundo. Hasta que llegó el momento en que mis amigos hace unas semanas dijeron que me iban a comprar una sudadera porque ya me hacía falta. Ellos qué iban a saber que mi sudadera roja había sido más amiga mía que ellos, que habíamos compartido más y mejores momentos, que era casi como mi iPod que siempre tenía una canción que estuviera a tono con el momento, para acompañarme. Esa sudadera roja era como una casa, nada malo podía pasar en ella y por eso uno podía soñar dentro de ella.
Y llegó una Hoodie Buddie, cómoda, suave y que por encima de todo, en vez de una agujeta pinche para amarar la capuchita, tiene audífonos, y en la bolsa tiene el otro extremo, el plug para un iPod (o cualquier madre de esas), la bolsa viene dividida, ajá, tiene un compartimento secreto para el iPod. Entonces existe un tipo de promesa en esa sudadera, no sólo me acompañará sino que de principio ya es la mejor amiga de mi iPod, seguramente serán mis dos más fieles acompañantes. Entonces fui a colgarla y vi la sudadera roja, le quite el gancho y puse la nueva ahí. Espero que sepa llenar bien ese lugar.
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