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Los conciertos

Para PP y Eduardo

Vengo a tirar un poco de bilis. Antes que nada recuerdo que quien escribe es un personaje que no soy yo y que eso está advertido desde que este blog mudó el nombre. Yo, Adam, los amo a todos.

Creo que la primera vez que tuve conocimiento de que el fenómeno existe fue en el concierto que Devendra Banhart (2010) dio en el Salón Cuervo, aunque a ese yo no fui. Me comentaron que no había estado mal, que el problema no era Devendra sino la gente. Yo me imaginé el clásico sentimiento celoso que nace cuando te das cuenta de que existe algo que te gusta mucho pero que también le gusta a mucha gente más, en el fondo es algo que no quisieras compartir mucho, pero no, no era eso y creo a la fecha que es algo mucho peor. Es que resultó que a la gente no le interesaba Devendra, que fueron al Salón Cuervo a beber con Devendra de fondo, de manera que la audiencia se dividía en dos grandes grupos: los que iban a escuchar a Devendra y a los que no les interesaba ser audiencia.

Todo eso a mí me parecía raro, tal vez es que ya no tengo 18 años pero según yo Devendra no es necesariamente la galletita más popular, es decir, me imaginaba lo obvio: si alguien gasta dinero en un boleto para un concierto es porque está interesado en el artista y su trabajo; pero parece que no.

Algo similar me pasó en el Corona pasado. No me sorprendió del todo que a la hora de The Vaccines, la mitad de la gente enfrente del escenario no le pusiera tanta atención a la banda, no son tan conocidos como Florence + the machine, o New Order; seguramente la gente no iba a verlos específicamente sino como "daño" colateral. Con mis amigos jugábamos a ver quién evidentemente sólo iba a ver a Florence: es que a ratos eso parecía una (mala) pasarela de modas, niñas en tacones y con coronas de flores en la cabeza. Tacones en un concierto sólo se los disculpo a quienes tienen baja estatura y con tal de ganar unos centímetros se sacrifican para ver mejor a las bandas, en teoría, a eso se va a un concierto, a ver y a escuchar. Creo que hacer un statement en un festival de rock con unos tacones donde el piso es muy irregular y los empujones no faltan está, por lo menos, fuera de lugar (más francamente considero que es una estupidez). Así que mientras veíamos a The Drums y a Snow Patrol tuvimos que hacer frente a un eterno zumbido: eran, supongo, las personas que sólo iban a ver a Florence, entonces se fueron a anclar en ese escenario pero como todavía no estaba lo que les interesaba, pues se pusieron a platicar sin importar que tuvieran una banda en las narices. Hasta ese momento me parecía molesto pero entendible, sin embargo resultó incomprensible para cuando tocaron The Black Keys. No había razón, era al final del día, ya todos debían estar un poco cansados, si no les gustaba la banda no tenían que verla. Es cierto que Dj Shadow seguía después de The Black Keys pero era en otro escenario y más que eso, ¿es en serio? The Black Keys eran cabeza de cartel, ¿y ni así se merecen tener la atención de todos los que están frente del escenario? Poco me importó en ese entonces, yo iba con mis amigos y el comentario no pasó más allá de un "pues pobres pendejos".

Creo que en realidad la necesidad de tirar bilis nació de la fiesta de aniversario de Ibero radio (radioibero aunque no les guste ya ese nombre). Gracias a que dos de mis amigos están en el medio yo tenía mi entrada asegurada. Uno de ellos anunció a nuestros amigos que me iba a invitar porque yo soy fan de los Alabama Shakes, así que legitimado estoy. Entonces ocurrió que por diferentes circunstancias "es que él me invitó,"a mí me dieron un boleto", "pues es que vienen mis amigos", etc., fueron muchas personas a la mentada fiesta que, como acto principal, tenía la presentación de los Alabama Shakes. Yo quiero saber cómo le haces para poder ignorar algo así cuando lo tienes en la cara:




En medio de las canciones o en las que eran más baladas mis amigos y yo, que estábamos a una excelente distancia del escenario, no podíamos ignorar el constante barullo que había atrás de nosotros. No exagero si aseguro que era más de la mitad de la gente la que no estaba prestando atención a la banda. Ni siquiera voy a adoptar la posición del fan intolerante que dice, "si no conoces a la banda por qué vienes a robar aire", porque las giras de las bandas tienen, entre otros propósitos, dar a conocer su trabajo. Supongo que lo que me enoja es que no se les dé la posibilidad de hacer eso, porque además, la presentación de los Alabama Shakes fue estupenda, verdaderamente una gran presentación en vivo.

Hace tiempo me quejaba amargamente con un amigo de esa actitud, otro nos reconvino y nos dijo "¿pues qué? hay gente que sólo quiere ir y pasarla bien, con un trago y ya" y no nos dio tiempo de responder cuando otro dijo "no, es que eso lo puedes hacer en cualquier lado, para qué vas a un concierto si no te interesa la música, mejor ve a un bar" y no puedo sino estar de acuerdo.

En la fiesta de Ibero radio me encontré con la amiga de una amiga. Le pregunté si le habían gustado los Alabama a lo que respondió que no, que no le pegara pero que ni le gustaban. Le dije, "bueno, al menos ya los escuchaste" y respondió "pues ni tanto, más o menos, es que equis" y después de tan productivo intercambio nos despedimos. La verdad debo decir que sí, me enoja esa actitud. Ingenuamente pregunto, ¿qué pasa?.

Pero creo no ser tan ingenuo. A la amiga de mi amiga no la llevaba la música, de hecho sé que conoce a uno de los locutores y que quizá por eso fue, pero es que hay algo que no termina de encajar, si hay una fiesta masiva en la que el evento principal francamente no te importa, entonces ¿a qué vas? En general, cuando en un concierto deja de reunirnos la música lo que nos reúne entonces es la moda, la pose. No me imagino ninguna otra razón posible, al menos para este caso. Porque claro, andar diciendo por ahí que fuiste a la fiesta de Ibero radio y no a la de La Zeta te ubica dentro de un grupo con características más o menos determinadas que podemos englobar en cool aunque no lo diríamos porque la palabra "cool" no es nada cool. Ir al Corona y ver a New Order es muy cool y más si mencionas algo como Joy Division o ¿cómo era? Ir a la fiesta de Ibero radio sin importarte la banda sólo quiere decir una cosa: es que conoces a la gente de la estación (que son muy cool). Entonces la presencia de tu cuerpo en tal lugar sirve para hacer un punto: yo pertenezco a este grupo de personas, sin importar qué banda tocara yo estaría aquí, yo también soy cool. Esto ocurre no sólo con la música, ocurre con cierta literatura y con ciertas películas. Las personas que disfrutan de estos productos al parecer son cool y en un principio parece que debo tenerlos para disfrutarlos también y ser cool, pero poco a poco nos damos cuenta de que basta con sólo aparentarlo.

Díganme, ¿sí estoy muy amargado? ¿Es mucho pedir que un concierto o bien la fiesta de aniversario de una estación de radio se trate principalmente de la música? Porque si estoy equivocado, ya cada vez me va quedando más claro por qué hay tanta gente en los círculos culturales poderosos que no hace nada más que estar ahí, y a veces, ni eso.

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