Hoy en la noche, mientras regresaba a mi casa y escuchaba
música, venía pensando en esas cosas que ojalá hubieras dicho y no dijiste. En
la asamblea de ayer de la FFyL, a grandes rasgos puedo dividir a la
concurrencia en cuatro grandes grupos:
1) Las personas que apoyan el paro porque reconocen que
las demandas de la CNTE son justas.
2) Las personas que apoyan el paro porque odian ir a la
escuela (y aquí otras razones como que son acarreados, pagados, etc.).
3) Las personas que no apoyan el paro pero reconocen que
las demandas de la CNTE son justas.
4) Las personas que no apoyan el paro porque no creen que
la llamada Reforma Educativa sea injusta.
Pues ayer me hubiera gustado dirigirme a los compañeros
que opinaban que oponerse al paro no equivale a no apoyar al CNTE, porque tanto
a los que caben en el grupo 2 como en el 4, no habría manera de que lo que
pienso les cause efecto.
En primer lugar, habría que dejar claro que la
manifestación de apoyo que pidió la CNTE es el paro, entonces es difícil ayudar
con lo que no te piden. Es además soberbio llegar con el siguiente mensaje
"tengo una idea mejor, así que desestimo tu petición". Por otro lado, las formas alternativas (difusión en redes, brigadas de información, teatro callejero, videos, etc.) no se ven anuladas por la existencia de un paro, muy por el contrario, igual que el paro, enriquece las manifestaciones de descontento: no sólo se puede, sino que habría que agotar todas las formas, de manera que quienes no están de acuerdo con el paro, deben de cualquier manera (si quieren apoyar a la CNTE), llevar a la práctica sus propuestas; muchas, de hecho, han sido adoptadas por los mismos paristas, muchas se llevaron a la práctica inicialmente en el contexto de un paro.
Luego, más allá de estar de acuerdo o no con el paro, se
puede decir "no estoy de acuerdo con el paro, pero reconozco que las
razones por las cuáles se hace paro, son legítimas, simplemente no me gusta la
forma" y entonces llevar la discusión a la legitimidad de las demandas de
la CNTE. Hay que ser cuidadosos; si rechazamos el paro con las mismas razones
con las que lo desprestigian, por ejemplo,
los medios de comunicación (alegar flojera, vandalismo, criminalidad o
impunidad) entonces se reproduce el discurso que legitima las reformas, y
repito, hay que ser muy cuidadoso con eso. Si en el contenido estamos de
acuerdo pero no en la forma, hay que ser muy claro, porque dado que la unión
entre forma y contenido es muy fuerte, pronunciarse en contra del paro sin más,
hace muy fácil que se tergiverse esa declaración y que esas opiniones opaquen
la injusticia de la Reforma.
La llamada "opinión pública" a la que tanto
miedo se le tiene porque puede proferir juicios antipáticos contra las
movilizaciones; con menos eficacia que los medios, también podemos construirla
con nuestra familia y amigos. Por eso no hay que dejar que nuestras palabras
funcionen para desprestigiar un movimiento: si estamos de acuerdo en que la
Reforma es injusta, hay que dejar eso claro por encima de todas las cosas.
Por otro lado también hay que aclarar que lo que sigue
del paro, es la movilización social que toma la forma de marchas, plantones,
etc., no la no-acción: es falso que el paro se traduzca en vacaciones, o no al
menos para la gente que apoya a la CNTE. Si la movilización es la consecuencia
del paro, entonces se envía un mensaje al gobierno: "no son sólo los
maestros los inconformes, sino somos más y tenemos la capacidad de
organizarnos". Eso ejerce presión política y entonces es posible que
algunas cosas no ocurran, el ejemplo más claro y reciente es el IVA a alimentos
y medicinas. Hay quienes se lo atribuyen a la presencia de los maestros en las
calles, otros que se inclinan por pensar que es la presión de MORENA y su
capacidad de reacción. Habrá quien apele
a la benevolencia de Peña Nieto, como lo hizo Videgaray, pero vistos los actos
de la policía el viernes, es difícil confiar en tal benevolencia. Entonces,
ese mensaje, esa presencia, es la que dio marcha atrás a esa decisión por miedo
de que la gente hiciera algo al respecto, para evitar problemas, por eso no se
gravaron alimentos y medicinas. Entonces para eso sirven esas movilizaciones,
para hacer visible el descontento.
Hay cosas que desde nuestro fuero interno podemos
calificar como injustificables: el paro de una escuela, el uso de violencia en
las marchas, el vandalismo, la toma de un aereopuerto, etc., no trato de
convencerlos de que dejen de lado eso, para eso tienen juicio y respeto
opiniones. No sostengo que un paro sea la solución mágica de nada (sino
haríamos paro para que el helado de vainilla nunca faltara en nuestros hogares
y ¡pum!, concedido), sólo hay que darle la dimensión justa a cada tema. Lo que
trato de decir es que no hay que dejar que esas discusiones nos desvíen de lo
fundamental que es la legitimidad de las demandas.
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