Eran las ocho de la mañana y yo estaba dormido. Mi mamá - la generala Xurc- entró a mi cuarto y dijo "tienes que bajar" (aquí es precisa una digresión. El día anterior yo me fui con mis amigos y el señor con el que compartimos el estacionamiento me dijo que iba a salir temprano por lo que requería que yo moviera mi carro para que él sacara el suyo, yo llegué a mi casa a las 5 de la mañana y el vecino dijo que salía a las 8).
Una vez que desperté un poco, sólo un poco porque todavía tenía lagañas, mi mamá -la generala Xurc- me dijo "oye hay que ir por jugo y unas tortillas" entonces yo dije en mis adentros "entonces bajo, muevo el coche y regreso a dormirme 10 minutos y luego voy por esas cosas" pero mi mamá -la generala Xurc- reapareció en mi campo visual (porque se había esfumado del mismo sin que yo me diera cuenta de ello, o de nada porque estaba medio dormido) con un billetote de cincuenta pesotes que significaba que mi siesta de diez minutos no iba a ocurrir.
Tomé el billetote (pero me traes el cambio ¿eh?, ya vi que te clavas los cambios de tu papá), las llaves de la casa y las llaves del coche, bajé rápidamente pues el vecino seguramente ya me esperaba, ¿a dónde chingados iba el vecino a esas horas de la madrugada en sábado?, ¡ah cómo hay gente depravada!
Llegué al coche pero el garage estaba cerrado "total no importa, yo abro la puerta en lo que baja el vecino". Pero resultó que el vecino goza de perfecta salud mental y no es un depravado. Después de cinco minutos me di cuenta de que el vecino no iba a bajar y que estaba yo esperándolo, con la puerta abierta, como todo un imbécil a las ocho diez de la mañana. Pero entonces por qué mi mamá -la generala Xurc- me dijo que había que bajar como si fuera mandatorio, obligatorio, indispensable? ¿Apoco sentía tanto compromiso con el vecino, que ni siquiera apareció? Pues claro que no, me dijo "tienes que bajar" no porque tuviera yo una obligación con el vecino que todavía no salía de las cobijas, sino porque mi mamá -la generala Xurc- tenia ganas de desayunar con jugo y tortillas, y ¡¡sus deseos son mis órdenes, mi general!!
Así que me fui hacia la juguería pensando "aaay, mi mamá..."
(ya saben, la generala Xurc)
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