Un 15% de mi paso por la
carrera de Letras Hispánicas consistió en justificar qué hacía ahí, para qué.
Mientras yo estaba muy ocupado entendiendo hipérbatos de Gorostiza, poniendo
cara de pendejo cuando me preguntaban si ya había leído a Yohanna Jaramillo
porque no sabía quién era (¿cómo no sabes, le acaban de publicar su plaqueta en
Tierra Adentro, pues qué lees, sigues con tus cosas medievales?) o callándome
porque siempre he confundido los apellidos de Gadamer y de Ingarden y nunca sé
a cuál quiero citar, a mucha gente nada de eso le importaba porque tenían un
lapidario "y para qué" ante mi profesión.
Al principio no sabía bien
qué contestar, nadie pone en duda la utilidad de un ingeniero, pero yo qué iba
a decir. En ocasiones contestaba cosas como "pues es necesario alimentar
el alma de todos y el arte es el alimento del alma" y sentía que me
transportaba cuatrocientos años atrás a los tiempos en que todos tenían un alma
hambrienta. Hasta hace unos meses entendí una de tantas formas de explicar la
utilidad de esa cosa que estudio. La literatura que denunciaba claramente la
realidad no me causaba conflicto, era claro su propósito, pero qué tal cosas
como "salid sin duelo, lágrimas corriendo".
Hace poco una amiga a la que
llamaré aquí PPPP (Persona en Pena Por Pasado reciente) estaba desconsolada
porque cortó con su novio (aquí me permito una aclaración que nunca consideré
necesaria: incluso si a alguna amiga mía le llamo PPPP en la realidad, lo que
salga aquí es una invención, de manera que si yo digo que ella se come los
mocos o que es un orangután, no pasa nada, seguramente ni se los come, ni es un
orangután, ni creo ninguna de las dos. Gente, ¡por favor!) Pues el caso es que
teníamos a PPPP hecha un mar de lágrimas y mocos o algo así y ante eso, un
PPTDT (Posmoderno Para mí Todos los Días Tiembla) le dijo "Tengo la
canción perfecta para ti, y puso Abducted de
Cults. Cuando escuchábamos la canción VMCCI (Veo Muchas Cosas
Creepys en Internet) me dijo que no le pusiéramos esas cosas a PPPP porque sólo
la estábamos hacer sentir peor, ella ya se sentía mal, no tenía que escuchar
canciones de gente que se siente igual, pero yo le dije que no, que era raro
pero que oír canciones de despecho te ayuda de alguna manera extraña. Pues a la
siguiente semana que nos volvemos a ver, PPPP nos dice que esa canción es su
himno, que no ha parado de oírla. PPPP además recibió un regalo de HPMA (Hago
Playlists según Mi Ánimo), un disco que se llamaba E.E. (Emergencias
Emocionales) que contiene éxitos del desamor como C'mere de Interpol.
Ahogado en la pregunta de
por qué le hacíamos a PPPP esto, porque todo el tiempo le dábamos canciones de
desamor guiados por una fuerte intuición, pero intuición al fin, de que eso le
iba a ayudar, pensé, "bueno, es que eso da sentido al desmadre de
emociones que anda trayendo (uno nunca piensa con la mejor sintaxis)". Y
la verdad es que ahí la llevaba PPPP, bastante bien según yo (lo que le levantó
el ánimo la verdad fue que volvió con su novio, pero bueno, ahí la llevaba con
las canciones).
Pensé “no hay diferencia
entre poemas y canciones”, como en todo, los hay buenos y malos, pero son lo
mismo. Un día se cruzó en mi camino La moda
negra de Darian Leader y vi la idea que nos movía a darle
tantas canciones/poemas de desamor:
Como observó la psicoanalista Ginette
Raimbault, el trabajo de escritores, artistas, poetas y músicos es muy
importante para ayudar a sacar a la luz la naturaleza universal de
lo que siente una persona en duelo, pero no en el sentido de
que todos sentirán lo mismo. Por el contrario, "Lo que nadie
puede entender de mi dolor, alguien puede expresarlo en tal forma que
yo pueda reconocerme a mí misma en lo que no puedo compartir."
Es decir, no puede compartir lo que
no puede articular, como no lo puede poner en palabras busca palabras de otro
para poder entender sus emociones y entonces controlarlas, comunicarlas, etc.
Uno de los aspectos más interesantes del duelo, según apunta Leader, es que debe
ser público pero si nos enfrentamos a una experiencia inefable, primero hay que
ponerla en palabras para poder comunicarla y entonces hacer el duelo público,
hay que agotar ese duelo hasta donde se pueda para que sea fructífero.
Recuerdo una exposición que nos dio
el profesor Muciño en que nos decía que una de las funciones sociales de la
poesía era la de poder hablar con Dios, que uno iba a la iglesia y ante la
imposibilidad de decirle algo (¿interesante?) a Dios, la gente optaba por
recitarle poemas. En cierto sentido las situaciones se parecen, ante la
confusión y ese sentimiento de no saber cómo decir las cosas pero también ante
la imperiosa necesidad de decirlas, podemos recurrir al arte para encontrarnos
en las expresiones de otro y poder dar cause a nuestras propias inquietudes.
Nunca olvidemos que el lenguaje nos constituye completamente y todo aquello que
no podemos explicar nos es ajeno y puede darnos miedo; siempre tenemos que
llenar de sentido los huecos indeterminados, de lo contrario sentimos por lo
menos incomodidad, pero las repercusiones de no poder expresarnos pueden ser
enormes, pueden llevar a un proceso de depresión sumamente complejo e
indeseable.
Por lo que la próxima vez que me
pregunten para qué, yo creo que puedo responder "porque quiero entender
cómo funciona la poesía, esa que me permite seguir vivo y, por qué no,
alegre".... y ya después les explicaré todo esto.
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